El tema de la relación con las muchachas nunca tuvo para él alguna connotación de enamoramiento o preferencia especial por alguna chica. Cuando le mencionaba el tema siempre respondía que el era aun muy niño para pensar en eso. Como relaté en algunos Spots anteriores, sus compañeras de estudio siempre lo respetaron y quisieron como su compañero de estudio. Ninguna mostró estar interesada en alguna relación permanente con Sebastian. En la medida que entraron en la pubertad los jóvenes compañeros de clase, se fueron definiendo y establecieron el llamado noviazgo. Las muchachas en su mayoría dieron preferencia a relaciones con chicos mayores que ya no estaban en bachillerato y que tampoco estudiaban en el colegio. Los muchachos por su parte se les mostraban a sus compañeras pero con poco éxito. En reuniones de trabajo generalmente yo oía a los chicos hablar sobre las muchachas y no siempre los comentarios eran positivos, quizás dolidos por la indiferencia de la chicas. El único que permanecía siempre en silencio era Sebastián. Las muchachas cuando llegaban al colegio lo buscaban y lo saludaban con un beso en la mejilla, lo cual a él nunca le gustó mucho. Yo siempre le advertía que tenia que hacerlo porque si no lo permitía, sus amigas lo considerarían un desprecio. Sin embargo aunque no participaba en el "ataque" a sus compañeras, si observaba y me comentaba que fulano estaba enamorando a fulanita pero que ella se lo pasaba con otro fulano. Un día me dijo que su mejor amigo Edward tenía varias novias en el colegio. Nunca me explicó porque lo decía. La verdad que Edward era muy alegre y buen mozo y a las muchachas les gustaba estar con él, aunque no llegué a saber cual era la de su mayor preferencia.
Nuestro sitio de diversión era el Club Luso Venezolano de Araure. Durante todos los años que asistimos Sebastián nunca estableció relación con otros jóvenes ni dentro ni fuera de la piscina. En el parque infantil corría un rato tras los otros niños pero luego los eludía. Generalmente íbamos solos nosotros dos y ocasionalmente la familia. La mas constante fue su hermana Dana. La falta de relación con extraños se debió, en parte porque él no tomaba la iniciativa, y en parte porque cuando observaban su comportamiento diferente a ellos, sus movimientos repetitivos, y sus rutinas de disfrutar la piscina, simplemente se alejaban o lo hacía Sebastián. Un sábado entabló un conversación con una joven mas o menos de su edad, yo calcule entre trece y catorce años. Yo hice que no me daba cuenta para no interferir en esta su primera iniciativa y me quedé fuera de la piscina. La conversación se extendió como una media hora. No supe el tema de la conversación. La muchacha entonces se retiró con su amiga a otro lado de la piscina. Sebastián vino hacia donde yo estaba sentado, sin salirse de la piscina. Miraba para todos los lados. Me imaginé que estaba buscando la muchacha. Cuando la vio se dirigió hacia ella. Igualmente yo observaba sin que el se diera cuenta. Me dio preocupación cuando vi que las muchachas lo estaban eludiendo, incluso cuando se le acercó mucho la muchacha reaccionó con desprecio. No tuve mas remedio que llamarlo y le dije que se acercara. Hablé algunas trivialidades pero él estaba pendiente de la ubicación de la chica. Repentinamente empezó a nadar en dirección a la niña y ésta junto con su amiga miraron hacia donde estaban sus padres y yo pensé que habían llegado a la conclusión que mi hijo era agresivo o abusador. Nuevamente lo llamé pero esta vez cerca de las muchachas y en voz alta para que ellas oyeran le dije, que las muchachas no se sentían cómodas que él las siguiera, y que uno no debía querer hacer amistad con alguien no quisiera ser nuestro amigo. Sebastián bajó la cabeza y se quedó el resto del tiempo cerca mío. Me metí en la piscina e inventé algunos juegos para disipar de la mente de Sebastián esa su primera atracción por una hermosa chica. Ella no volvió acercarse. Por el camino de regreso a casa rescaté la situación y le hablé como lo haría cualquier padre, que sabe que su hijo ha sufrido una frustración romántica. Él solo asentía a mis comentarios y al llegar a casa se dedicó a sus rutinas de juegos y trabajos y no volvimos a comentar el tema. No hubo otra situación como esta el resto de los años que seguimos yendo al centro de diversión, ni tampoco en cualesquiera otra actividad estudiantil, de recreación o complementaria.
Um... Ok. Esto es incomodo. XD.
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