martes, 21 de enero de 2020

Inicio de la pubertad

Llegó a la pubertad sobre los 13 años. Acostumbrábamos viajar con cierta frecuencia a las playas más cercanas y nos alojábamos en el mejor hotel de la zona. Este tiene una piscina que la dejan usar hasta tarde en la noche, así que él y su hermana Dana disfrutaban de la piscina y yo los acompañaba tomando alguna bebida ligera. Una noche de esas ya en el cuarto, estábamos ya conciliando el sueño empecé a sentir una fuerte vibración en la cama, pensé que él tenía fiebre, y me quedé despierto pensando en el botiquín de primeros auxilios. Luego percibí que había cesado el movimiento, pero cuando casi me quedaba dormido empezó nuevamente el movimiento y esta vez pues si salí de mi ingenuidad y pude darme cuenta que ya mi hijo había descubierto la masturbación, sin que hubiese tenido alguna conversación previa con él. Cómo lo descubrió, no sabría decirlo. Él no tenía contacto con otros muchacho, salvo en los Scouts; otra posibilidad por los programas de televisión, o quizás por casualidad, y lo mas seguro, de cada uno de ellos un poquito de información, menos de sus padres. Muchos pensamientos se me vinieron a la cabeza, y sobre todo que no había conversado con él mucho sobre sexo, salvo cuando lo ayudaba para sus clases relativas al tema, que ocasionalmente tuvo en primaria y primeros años  de bachillerato. Bueno me pareció que lo mejor que yo podía hacer era quedarme dormido, y dejar para el día siguiente una conversación al respecto y que siguiera disfrutando placenteramente. Al día siguiente por el trajín de la playa y el regreso, no toque el tema con él, además quería hacerlo a solas sin la presencia de su hermana, porque aunque ella era mayor que él, me pareció prudente hacerlo de esa manera. Ese fin de semana habíamos tenido una experiencia nueva en nuestras vidas, estaba en proceso la pubertad de Sebastian, un niño con Síndrome de Asperger en camino a la adolescencia. 
El regreso del paseo fue como lo acostumbrado, un poco dormidos y otro poco contemplando el paisaje, mientras oían música en el reproductor del carro. Lo llevé a casa de su mamá, y el plan era que Iba a compartir la mayor parte de la semana con ella por estar de vacaciones. Es el caso que olvidé mencionarle la experiencia vivida. Él tenía su cuarto aparte, pero como toda madre soltera, prefería compartir su cama con él. El día martes o miércoles ella me llamó muy preocupada por las actividades sexuales de su hijo. No sabía cómo abordar el tema. Tampoco su hermana. Bueno decidimos que había que conversar con él, ya que ya no era solo de noche sino que de día se metía en el baño y demoraba adentro mas de lo normal, o se trancaba en su cuarto. Empezó la educación sexual sobre la marcha. Yo por mi parte orientándolo para que percibiera que la masturbación era una actividad íntima y por lo tanto muy privada y que nadie debía saber que estaba haciendo. Además indicándole casi como una amenaza que no  se le ocurriera hacerlo en el colegio por las burlas que podría despertar en sus compañeros si lo descubrían y lo hacían público. La hermana optó por regañarle tratando de limitar el número de veces que entraba al baño,  y la mamá en forma más sutil tratando de canalizar la situación. A todas estas para Sebastián sus placeres pasaron a ser parte integral de sus actividades diarias y a todo lo que le decíamos asentía pero sin darle mayor importancia, aunque creo, no llegó hacerlo en el colegio. En verdad que nuestra mayor preocupación era que pudiera hacerlo en un sitio público ya que dentro de su ingenuidad para él ese placer era una actividad normal. No nos fue fácil hacer madurar esta situación. Se mantuvo el plan de emergencia en educación sexual, hasta que paulatinamente él fue disminuyendo a niveles no preocupantes, y quizá se logró que interiorizara su actividad sexual, como intima.

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