Contaba Sebastián 6 años. Acostumbrábamos a visitar los tres centros culturales de las ciudades de Acarigua y Araure. La Casa de la Cultura Carlos Gauna, El museo de Arte, y La Casa de La poesía. Tanto en la Casa de la Cultura como en la casa de la poesía enseñaban algunas artes. Una tarde me informaron que había un profesor que enseñaba piano en la Casa de la Poesía, Sebastián se interesó y por supuesto que lo inscribí, para que recibiera clases de piano. La primera clase es inolvidable. Se sentó frente al piano y le dijo al profesor que esperara, quien sorprendido se quedó a la expectativa de lo que haría el niño. Él estiro los brazos cruzó los dedos y realizó un movimiento de estiramiento de sus manos, tal cual el mejor de los músicos y luego empezó a golpear las teclas. En ese momento recordé al gato Tom en su introducción a las interpretaciones de piano, que Sebastián imitaba tal cual lo veía en los comics, aunque por supuesto la armonía musical, no salió. Llevarlo a la parte formal de iniciación como estudiante, no le fue tarea fácil al profesor, ya que Sebastián insistía en ejecutar su música. Asistió alrededor de dos meses y el profesor, se dedicaba a él con especial atención, por considerarlo diferente a los demás estudiantes, y con el transcurso de las clases concluyó que tenía mucho oído musical pero nunca emitió algún comentario sobre la conducta especial del niño. Lamentablemente el profesor no pudo continuar y se interrumpieron las clases porque no había otro profesor para el instrumento piano en ese centro cultural, y tampoco sabíamos de alguien mas en la ciudad. Años mas tarde volvió a clases de piano.
Imaginate si el profesor hubiera podido continuar enseñándome. Sabría mas hoy que lo que se hoy, no crees?
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