lunes, 4 de noviembre de 2019

Educacion primaria segunda parte




Cuando yo terminaba de trabajar me iba a casa de su mamá o lo buscaba para llevarlo a la mía y revisábamos el cumplimiento de  las asignaciones. Por supuesto estaban casi siempre incompletas o no bien realizadas y generalmente faltaban instrucciones, bien porque no había alcanzado a copiar, o porque eran verbales. Así que opté por colocarlo, por las tardes, en un centro de actividades dirigidas, Mundo Tricolor de Araure, donde lo orientaban y ayudaban en sus trabajos y por lo tanto era menor la revisión que yo debía hacer. A él le gustó mucho, y se esmeraba en hacer las cosas bien, ya que como todo niño después de esas horas de trabajo, estaría libre para sus pasiones infantiles. Sin embargo yo hacía revisiones y correcciones en casa, pero era más liviana la tarea y le quedaba siempre tiempo libre. Una facilitadora estudiante universitaria, fue muy especial, incluso me pedía llevarlo a su casa para preparar materiales para las exposiciones y las maquetas. Aun hoy en día siguen  intercambiando saludos esporádicamente a través de Facebook.


Toda la primaria estuvo asistiendo a este centro de tareas dirigidas y el personal que lo atendió, no obstante mis altas exigencias, lo trataron con mucho cariño, por lo que le gustaba ir a realizar sus trabajos allí. La directora de este centro, profesora Iraima, organizaba actos por la finalización de año escolar y también por las festividades decembrinas; Sebastián participó en todos. Danza, teatro, y pasarela se alternaron durante los cinco o seis años que estuvo en tareas dirigidas, y fue tal el cariño  que le tomaron los directivos y facilitadores, que siguió participando en actos culturales, en calidad de invitado especial,  aunque ya no era miembro regular de la institución. Estas actividades complementarias sirvieron para superar el autoaislamiento haciéndose más participativo. Realmente nunca le pregunté si quería cumplir alguna actividad complementaria, simplemente me preguntaban si él podía participar y mi respuesta siempre fue positiva,  lo cual implicaba llevarlo a ensayos y adquirir la indumentaria que pedían. También en la parte académica logró estar siempre en los primeros lugares. Sus exposiciones fueron siempre brillantes. Le enseñé en esta etapa a organizar la información, como fuente generadora de mapas conceptuales y mentales, para la elaboración de láminas  didácticas, como ayuda para la realización de las presentaciones, haciendo un buen uso de las mismas. Se acostumbró y fue perfeccionando esta metodología, que todos sus trabajos que impliquen una exposición,  son organizados con esta sencilla técnica.

Igualmente participó en todos los actos culturales que organizaban en el colegio, haciéndolo muy bien. Se colocaba sus atuendos sin ningún complejo o pena y nunca mostró miedo escénico, simplemente salía y ejecutaba su número, siempre con el apoyo  del personal docente que lo trataban como a todos los demás niños, con altas exigencias académicas pero con mucho amor y dedicación, y en aquellas actividades para las cuales no era tan hábil, se las ingeniaban para motivarlo al logro, y nunca se mencionó que él tuviese alguna condición especial. No obstante cabe destacar, que cada día se notaba  más, que no participaba en las correrías, travesuras o conversaciones con el resto del grupo durante el tiempo libre. Se apartaba o seguía trabajando, pero a nadie le molestaba esta conducta, en especial con su deambular de un sitio a otro, pero en distancias cortas, y emitiendo una carcajada ocasional, parecía no  estar allí, sino viajando alguno de sus mundos, para ese momento todo lo relacionado con los dinosaurios. Pero ocasionalmente me relataba como una novedad, como algo muy especial, que había estado compartiendo con algún amigo o con el grupo. Así culmino la educación primaria.
 

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