Nace Sebastián un dos de marzo del 2001 en la clínica Santa María de Acarigua, Estado Portuguesa a las 3 de la tarde. Llegaba mi tercer hijo varón con mi tercera pareja. Se le puso por nombre Sebastián que fue escogido por su madre Maribel, y yo me reserve el segundo nombre Daniel, para continuar la historia de los segundos nombres de mis dos hijos mayores, Rubén Daniel y Miguel Daniel. Sus hermanos maternos Dana y Cesar Ricardo. Contaba yo 52 años y en abril de ese año cumplí 53. En su segundo día ya Sebastián comenzó su propia historia, la póliza de seguro se había consumido y tuvimos que irnos al Seguro Social para que le colocaran la lámpara y normalizar el metabolismo de la bilirrubina. Fue un gran sacrificio para la madre porque no había ninguna clase de comodidades y debían permanecer allí para amamantar soportando el dolor de la cesárea. Decidimos irnos a casa en los intermedios y tratar de dormir algo y en la madrugada nos quedamos dormidos y saltamos un horario de amamantamiento y, Sebastián nos dijeron, que pegó gritos de hambre, su primer sacrificio para que su madre durmiera en casa. Esa madrugada casi nos colisiona otro carro, y decidimos que había que quedarse allí en el Seguro Social hasta que él recuperara los valores normales. Lo dieron de alta y nos fuimos a casa donde la familia esperaba porque aún no conocían al bebé. Las primeras semanas con Sebastián fueron muy duras. No se dormía después de los teteros y había que cargarlo y pasearlo para que se durmiera y cuando nos dominaba el sueño, ya era la hora de volverlo amamantar.
Llegó el día de incorporarse la madre al trabajo y el de delegar en terceras personas para el cuido y alimentación del bebé. Un dolor de cabeza porque no les gustaba recibir instrucciones y yo me metía en todos los detalles, y eso no gustaba mucho a las muchachas cuidadoras. Sebastián en un control mostró que había bajado de peso. Regresamos más temprano a casa un medio día y encontramos que la joven que cuidaba al niño no le daba el alimento completo, sino que ella se lo comía. No podíamos creer aquel comportamiento en estas personas que se les pagaba lo que pedían y además se les daba alimentación y transporte para que nos ayudaran. Se siguieron las indicaciones del pediatra y Sebastián fue creciendo sano. Sin embargo la leche recomendada para sustituir la leche materna le produjo sobre peso y posteriormente se le sustituyó un tetero que solo tenía agua y cuenta la madre. que fue un verdadero problema porque el reclamaba su comida completa.
El tiempo transcurrió muy rápido y así llegaron las celebraciones de los cumpleaños. Hasta estos momento Sebastián Daniel no mostraba ningún tipo de problema de salud o de comportamiento que nos hiciera pensar que el niño tuviese alguna condición especial. La celebración de sus tres años fue acompañada de un empujón involuntario de una invitada, que lo hizo caer hacia atrás y se golpeó fuerte el occipital, le colocamos hielo y continuo disfrutando la fiesta.
A partir de los tres años empezamos a observar que en las reuniones familiares no compartía mucho los juegos con sus primos y amigos y prefería irse a ver la televisión. Cuando visitábamos otras familias tampoco tenia interrelación con los amigos. En fiestas donde era invitado tampoco se incorporaba a los grupos, aunque los animadores se ocupaban de hacerlo participar en los concursos y él lo hacía muy bien, incluso ganaba premios y manifestaba mucho orgullo por ello. En la casa de su hermano Miguel Daniel luego de saludar, pasaba directo al cuarto a ver televisión de donde salía solo para comer algo o cantar el cumpleaños feliz, si era el motivo de la reunión. En la casa no salía de su cuarto a saludar a quienes llegaban, prefería Televisión o video juegos.
Nada mal. Por cierto, donde queda la occipital? XD
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