martes, 30 de junio de 2020

Rutina de cuarentena junio 2020

Han transcurrido quince días del mes de junio y la cuarentena ordenada por el gobierno venezolano continua. Se están dando ciertas libertades de salir a cumplir algunas diligencias y labores programadas y bajo estrictas normas de protección, aunque con mucha gente dispuesta a incumplirlas. Trabajarán bancos y centros comerciales, así como aquellas empresas de distribución de alimentos y otros productos indispensables para el hogar o la salud. Se dice que el horario es hasta medio día pero yo veo personas que no trabajan y regresan por la tarde con sus compras. Seguramente el gobierno está apostando a la resistencia del rebaño para desarrollar inmunidad e ir retornando a las actividades normales. Nada se ha dicho del sector educativo. Sebastián ha seguido trabajando en las asignaciones de la universidad. Ya envió casi todos los trabajos y una pintura en corriente surrealista, debe enviarla a más tardar el 30 de junio, aunque ya prácticamente la tiene terminada, y la tendría terminada a no ser que modificó mucho el plan inicial enviado al profesor y su mente creativa lo llevó por otros caminos, pero que existe la posibilidad de que el docente no lo aprecie así de esta manera, por lo tanto tuve que cortar su creatividad y devolverlo al plan inicial, para que así cumpliera con el objetivo. 

Estos  quince días han estado marcados por las rutinas diarias, sin que nos afecte en lo emocional por estar encerrados. Mas sin embargo una salida de vez en cuando no nos vendría mal y la estoy planificando para la próxima semana, de acuerdo a como se comporte el COVID 19. Conforme ya señalé en Post anterior, mi temor a salir y correr el riesgo de contaminarnos, es porque tengo la incertidumbre de si Sebastián por su condición Síndrome de Asperger, pueda tener mas sensibilidad a infectarse y complicarse, y si se infecta, pues de manera inmediata me infectaría ya quien lo atiendo soy yo. Y por mi parte soy una persona de alto riesgo de infectarme, por mi edad y por mi patología crónica del sistema naso-faríngeo. Así que para no correr riesgos he preferido quedarme en casa desde el trece de marzo hasta la fecha hoy quince de junio, y salvo una salida al centro de la ciudad, no volví a intentarlo. Adquiero todo lo que necesitamos en el mismo barrio donde vivimos, algunas cosas más caras, pero pensando que un tratamiento o una hospitalización ha de salir sumamente costosa, y con el agravante que no tengo quien pudiera encargarse de Sebastián y que pueda atenderlo como una persona con condición especial, prefiero comprar en mi barrio.

Sebastián se ha adaptado muy bien a las rutinas que le corresponden, desde que se levanta hasta que debe ir a dormirse. Se levanta  sobre las diez de la mañana va al baño y hace sus necesidades, luego comienza a caminar dentro de la casa, toma medio vaso de agua y sigue caminado. Luego se termina de preparar el desayuno, toma este y luego se prepara el café macacino, (sin la espuma), y luego de disfrutarlo va al baño y completa su higiene. Luego sale e inicia sus labores de trabajo. A la una de la tarde se come uno o dos cambures, y de vez en cuando un plato de cambur y lechosa en rodajas. Sobre las cuatro de la tarde toma su baño de sol como una media hora y luego ordena la mesa para que le sirva el almuerzo. Este siempre está acompañado de bastante jugo, generalmente de lechosa, guayaba y si hay le preparo de parchita. Por la noche a las ocho en promedio empieza su otra rutina, unos veinte minutos de práctica en el piano y luego sus ejercicios de caminata por la casa, y esto lo hace más o menos por una hora. Al final está muy sudado por lo cual entiendo que el ejercicio ha sido realmente intenso. Conforme ya señalé incluye en esta rutina tremendos saltos y carreras cortas, que no sé cómo no choca, con ciertos obstáculos que están bajos y cómo hace para frenarse, con las carreras que emprende. Luego reposa, se baña y cena, y continúa pegado a Netflix y ocasionalmente empieza hacer sus dibujos. A las once le ordeno dormirse. Así que no hay mayor cambio con lo que ya he narrado anteriormente. Esto lo hace de lunes a viernes, y los fines de semana se exceptúa estudiar o hacer trabajos para la universidad, con la idea que justamente salga un poco de la rutina y también aproveche su actividad de indagación y su parte creativa, además de su navegación y demás cosas que ve por Netflix. (Nos quitaron Directv).

Estas dos semanas hemos tenido algunos pequeños cambios en la alimentación, ya que en general hemos sido respetuosos de comer las cantidades adecuadas y que sean equilibradas en cuanto a los nutrientes. Nuestra vecina Karen me anuncio por WhatsApp que iba a preparar hamburguesas, así que nos pusimos de acuerdo para compartir los gastos. Por la noche de un día de la semana pasada, mi vecina dijo el costo y yo le transferí el mismo, a la cuenta de ella, coloque una cantidad adicional para compensar el trabajo y gastos. Ella no estaba tan de acuerdo pero ya le había transferido. Lo importante para mí era que no le había dicho nada a Sebastián, para que fuera una sorpresa en su cena, ya que siempre rotamos, pan dulce, pan marmoleado con chocolate, pan azucarado y ocasionalmente avena. Siempre se acompaña con algo de jugo natural y pocas veces con algún concentrado comercial. A las ocho y treinta me llamó la vecina y era para darme las cuatro hamburguesas que me correspondían, pero además esta bella señora incluyó medio litro de refresco. Todo venía muy presentadito en un plato grande, y aquello olía muy sabroso. Le grité a Sebastián que iba a pasar con algo peligroso y que debía cerrar los ojos y quedarse en mi oficinita. Así lo hizo y yo pasé hacia la cocina, pensando que el olor  me delataría pero no fue así. Luego de cumplir su ritual de ejercicios y de la práctica de música, tomó su ducha, y mientras tanto yo le coloque en un plato una hamburguesa y le puse en la nevera el refresco. No acostumbro a cenar tan pesado pero eso se veía espectacular, así que procedía a calentar también una para mí por un minuto en el microondas para eliminar algún riego con los parásitos de la amibiasis de la lechuga, y me agarré un poquito de refresco, que tampoco acostumbro a beber. Cuando él fue a buscar su cena, no lo podía creer, y saltaba de emoción por lo especial de esta cena de cuarentena. La guinda del pastel fue cuando agarro la botella plástica donde supuestamente había jugo y vio que era refresco. Empezó a preguntarme como había hecho todo eso, y le conté el sencillo procedimiento que había seguido a través de nuestra bella vecina, que siempre tiene sorpresas culinarias y las comparte, por supuesto la mayoría con mi colaboración económica, pero otras son regaladas. Igualmente nosotros hacemos un compartir con ellos, en especial comidas para los niños, como pan dulce, galletas María y cualquier alimento que se les gusta, y a ellos, les encantan mis sorpresas. Dejé para el día siguiente dos hamburguesas, las cuales coloque en el freezer para evitar una descomposición. Ese fue su almuerzo del día siguiente. Dos hamburguesas con jugo de lechosa. Yo no tenía almuerzo y además tenía flojera de cocinar solo para mí, así que comí frutas. 

Anoche quince de Junio nuevamente lo sorprendí ya que preparé algo que también le encanta a él, las cotufas. Yo retiré un poco antes de colocarles sal al resto y en verdad que me parecían muchas. No quedan tan sabrosas como las que se compran en el cine, ya que no les coloco margarina, pero Sebastián disfrutó plenamente esta nueva cena especial y dejó solo cuatro granos que no se abrieron y más bien se habían quemado.